jueves, 20 de septiembre de 2012

La LPF necesita mayor proyección


PANAMÁ.- El fútbol es una de las disciplinas deportivas más aglutinadoras de deportistas y fanáticos en el mundo. No hay un rincón en el orbe en la que, de una u otra forma, haya un grupo de personas involucradas en el tema. Definitivamente que las redes sociales han colaborado en ese impulso geométrico que ha tenido en los últimos años.

Panamá no escapa de ello y con la participación en los últimos años de sus selecciones (de juvenil a mayor), el entusiamo que se le ha tomado ha sido mucho más fuerte y efectivo, diríamos.

No solo están los hechos registrados diariamente por los medios impresos de lo que acontece en lugares tan apartados como Sidney, donde ya recaló un futbolista nuestro, o en nuestra vecina Colombia, donde está el mayor número de jugadores istmeños en la actualidad.

Desde hace muchos años, diríamos que desde mediados de los 90, los medios impresos han jugado un papel casi que fundamental para que este deporte se pusiera los pantalones largos. Su labor le dio un espaldarazo de oro al trabajo que desde hacía algunos años venían realizando la radio y la televisión.

Realmente que el fútbol ha crecido en Panamá de todos los puntos de vista, pero indudablemente no solo por el trabajo realizado por los medios de comunicación, sino también por quienes a lo largo de una veintena de años se han esforzado por mantener funcionando una liga cuasi profesional en el patio.

En Panamá se desarrolla quizás la liga de fútbol de más bajo nivel de la región Centroamericana, sin contar a Nicaragua, pero la misma ha servido para la proyección de decenas de jóvenes talentos que tanto en el patio como en el exterior, han comenzado a crecer y con ello han permitido que crezca el nivel de las selecciones nacionales que han integrado.

Panamá ya no es la cenicienta del área; es más, es la número 50 del mundo, según las clasificaciones de la FIFA que, si bien son cuestionadas por algunos, nos permite entender que lo que está aconteciendo con el fútbol istmeño no es un espejismo.

Pero, ojo. Cuando hablamos del fútbol y de jugadores solo nos estamos refiriendo a las selecciones nacionales. El nivel del torneo y del fútbol local son otros 400 pesos y es por ello de que quizás estamos hablando de una de las ligas de más bajo nivel del área.

Estamos conscientes de que los responsables de la Liga Profesional de Fútbol de Panamá han hecho un esfuerzo por cambiar esa percepción, inclusive dejaron a un lado su nombre original de Asociación Nacional Pro Fútbol (ANAPROF) para darle uno con mayor fuerza y personalidad, pero no ha dado resultado. El "borrón y cuenta nueva" no surtió efecto.

La LPF, como se conoce ahora, sigue arrastrando el mismo mal que la ANAPROF, aunque ahora, debido a los resultados obtenidos por la selección mayor, hay una inyección económica mucho mayor. La mayor parte de los partidos se realizan sin mucha alharaca y promoción, y con las gradas vacías.

Y esto tiene una razón de ser, la misma que la ha acompañado desde su creación en 1988. La mayor parte de los equipos que participan en el torneo son eso: equipos, no clubes, cuyas endebles estructuras, en su mayoría, no soportarían un examen por más mínimo que fuera sobre los requisitos básicos que se les exigen a una institución para participar en un torneo profesional de fútbol.

La falta de una cancha propia y, sobre todo, de identidad, por ejemplo, han dado al traste en más de una ocasión con los ingentes esfuerzos que se han hecho en innumerables ocasiones para posicionar a la más alta competición de fútbol en el país.

Es por ello que sentimos que deben buscarse otros mecanismos, cuyo objetivo sean, entre otros, los de ayudar a los diferentes equipos a trabajar en su estructura interna, que no solo lo potencien a nivel del mismo torneo sino también en el barrio al que pertenecen.

No hay dudas de que uno de los factores que más está incidiendo en el poco apoyo que algunos equipos reciben de los fanáticos, debido a que no son reconocidos como propios. Tal vez, y esto es un ejemplo, habría la necesidad de que las organizaciones que están de estos equipos hicieran un poco de labor social dentro de sus comunidades.

Lo cierto es que el torneo local hay mucho talento, demostrado semana a semana en las diferentes canchas, pero lamentablemente son muy pocos lo que son testigo de ello.

Caballero ganará 90 mil dólares ante Walters

PANAMÁ.- El campeón mundial pluma de la AMB, el panameño Celestino “Pelenchín” Caballero, ganará una bolsa de 90.000 dólares en su defensa mandatoria frente al aspirante jamaicano Nicholas Walters, tras la realización de la subasta este jueves en Panamá por parte de la entidad boxística internacional.

La subasta fue ganada por la empresa promotora mexicana Canelo Boxing Promotions, propiedad del monarca mundial súper welter del CMB, el mexicano Saúl “Canelo” Álvarez, la única que se presentó al llamado hecho por la AMB.

Canelo Boxing Promotions ofertó una bolsa de 120.000 dólares para ambos púgiles, por lo que el campeón se embolsará 90.000 y el retador caribeño se llevará los otros 30.000 dólares restantes, libres de impuesto.

El directivo de la AMB y presidente de la FEDELATIN, Aurelio Fiengo, explicó que Canelo Boxing Promotions tenía otras dos ofertas para presentar, ambas superiores a los 120.000 dólares, pero como quiera que Caballero no estuvo presente ni se hizo representar en la puja, no hubo nadie que pudiera defender sus intereses.

En ese sentido, el representante de la empresa, el jamaicano Patrick Buteau, señaló que ellos le hicieron el miércoles una oferta muy superior a “Pelenchín” que la presentada este jueves, entre los 160 y 180.000 dólares, pero no la aceptó.

“No podíamos seguir en esto porque Walters no está peleando y había que acabar por esto”, precisó Buteau al explicar que es necesario que tanto Caballero como Walters suban al ring, porque tienen mucho tiempo de inactividad.

Buteau, del grupo de apoderados de Walters, señaló que las posibles sedes de la refriega son las ciudades de Kingston y Montego Bay, ambas en Jamaica, y como fechas probables el 1 o el 8 de diciembre próximo.

La acción de la subasta fue transmitida, vía Internet, por la AMB.

domingo, 16 de septiembre de 2012

El miedo escénico jugó su papel


En ciento de ocasiones y en innumerables oportunidades, un boxeador no cumple con las expectativas que se esperan de él por culpa del miedo escénico, un factor totalmente esquivo y oscuro que aparece en el momento menos indicado de una refriega y que echa por tierra meses de metódica preparación.

A nuestro parecer esto fue lo que le ocurrió al mexicano Julio César Chávez Jr. en su pleito de este sábado ante el argentino Sergio "Maravilla" Martínez. Jamás pudo poner en práctica meses de preparación técnica ni mucho menos utilizar los recursos adquiridos en más de 100 pleitos en su vida pugilística.

Si bien sentimos desde un principio que Martínez sería el vencedor de la contienda por diversos factores, jamás pensamos que su victoria sería tan holgada y mucho menos que Chávez Jr. apagaría sus motores de combate mucho antes de que se cumplieran los tres primeros minutos del encuentro, y le concedería la iniciativa en bandeja de plata a su contrario.

En lo que sí estamos claros, es en el hecho de que esa noche en Las Vegas tanto Chávez Jr. como sus manejadores, incluyendo el promotor Bob Arum, vieron derrumbarse su castillo de arena, moteado con puntitos de oro, después de construir una "exitosa" carrera a base de contrarios de muy baja calidad o como se diría en la hípica panameña, a base de ejemplares de la Clase F Nacionales, no ganadores de Premios ni de Copas.

También hay que señalar que "Maravilla" Martínez tampoco dio tiempo para la especulación, ya que el campeón Plata del Consejo Mundial de Boxeo se mostró tan irreverente y sarcástico como desde la primera conferencia de prensa entre ambos, y desde el primer campanazo se plantó a realizar su pelea, ya en franca ofensiva o de contragolpe, a pesar de las ventajas físicas de su contrincante, además de su pletórica juventud y su mayor fortaleza.

Fortaleza que únicamente logró demostrar el mexicano en el último asalto, cuando pescó al suramericano y lo llevó a la lona para el conteo de protección. Fue la única ocasión en que realmente Martínez estuvo a merced de su rival, quien no pudo rematarlo a pesar de que éste no rehuyó combate tras levantarse, tal vez porque estaba muy agotado o porque sencillamente no supo cómo hacerlo.

Lo cierto es que ni la pelea será recordada más allá de lo que señalen los registros del año 2012 ni mucho menos ese último round, a menos de que Chávez Jr. le hubiera puesto punto final a la contienda como lo hizo su padre, el legendario Julio César Chávez, en los inicios de los años 90 en una de sus más recordadas peleas ante el estadounidense Meldrick Taylor.

En esa ocasión, Taylor paseó y confundió totalmente a Chávez, que ya para ese entonces estaba escribiendo parte de lo que sería una de las historias más interesantes del pugilismo mundial, pero no logró mantener el ritmo de la pelea ni a distancia a su contrario, quien lo pescó con varias golpes a falta de menos de 20 segundos para terminar el pleito y le dio la posibilidad al entonces réferi Richard Steele de detener la refriega y así mantener inmaculada la carrera del duro guerrero mexicano.

Pero volviendo a la pelea entre Chávez Jr. y Martínez sostengo que tampoco ese asalto será recordado más allá de lo que significó, porque si bien Martínez sobrevivió al momento, no fue, como dirían los propios mexicanos, un "doma y daca", un "dame que te doy". Fue más bien, un asalto de sobrevivencia pura, donde el herido retador apostó por mantenerse esquivando golpes o colocando algunos, en vez de optar por el amarre, algo que trató de hacer si acaso en una sola oportunidad.

Y si saltara a la palestra la pregunta del porqué Chávez Jr. no hizo algo similar en los asaltos anteriores, que quizás le hubiera permitido inclinar un poco la balanza o la victoria por antes de límite, buscando con ello y de alguna manera de resarcir a tantos fanáticos que acudieron al coliseo para respaldarlo, fue porque quizás no pudo o porque pensó que no estaba en condiciones para un combate "face to face", aunque su rival lo estaba masacrando. Las preguntas son muchas y, como siempre se da en estos casos, las respuestas no serán tantas.

En resumen, fueron más las expectativas que se hilvanaron alrededor de este encuentro, que lo que pudieron dar sus protagonistas como espectáculo, principalmente el hoy ex campeón mundial mexicano.

Pero vendrá una revancha, no hay ninguna razón para dudarlo. Y si alguien en algún lugar del mundo osara levantar la voz en contra de un segundo pleito, tampoco tengo dudas de que el propio "Maravilla" Martínez saldría a reprenderlo, porque para el gladiador suramericano existen muchas razones para una segunda versión, todas ellas enmarcadas con el signo del dólar.