martes, 17 de julio de 2012

Blatter, en la cuerda floja


Sepp Blatter ha sabido hasta ahora driblear muy bien el balón, desde su posición como presidente de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), pero ahora se le ha presentado un pequeño infierno que será muy interesante observar cómo sale de él.

Primero lo hizo en pleno proceso de elecciones en 2011, cuando fue elegido para un nuevo mandato al frente de la FIFA, en el que se dio el escándalo de compra de votos por parte del aspirante catarí Mohamed Bin Hamman.

Blatter supo aprovechar la situación e inclinar la balanza a su favor, que permitió que de un solo plumazo desapareciera el único contendor que tenía para aspirar a la presidencia de FIFA.

Pero, en realidad no salió tan bien librado. El escándalo dio pie para que se abriera otras investigaciones, que permitió la caída de uno de los más grandes colaboradores de Blatter en el organismo, el trinitario Jack Warner, quien se vio precisado a renunciar como vicepresidente de la entidad mundial y de su cargo como presidente de la CONCACAF, a fin de esquivar una investigación mucho más profunda y con ello sanciones que lo hubieran podido llevar a la cárcel.

También obligó a la renuncia de otros directivos del fútbol caribeño y de otros dirigentes enquistados en la CONCACAF, todos relacionados no solo con el escándalo de Bin Hamman sino con otros de muchos años atrás.

Y esta bola de nieve, que aún no termina de crecer, alcanzó al ex presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange, y a su ex yerno y expresidente de la Confederación Brasileña, Ricardo Texeira, por el cobro de coimas millonarias de la empresa ISL a cambio de contratos de mercadotecnia vinculados con los mundiales.

No hay indicios, hasta ahora, que vinculen directamente a Blatter, quien durante 17 años fue el secretario general de Havelange, con el comprobado soborno, pero tampoco el dirigente suizo ha dado luces sobre el papel que jugó en esa época ni tampoco que tanta influencia ejerció tras ser nombrado presidente de organismo para asegurarse de que la pesquisa criminal sobre su antiguo jefe no se realizara.

Realmente todo es muy escabroso y si bien hay mucha gente convencida de que Blatter está tan embarrado como lo pudo estar Havelange en su momento, no existen pruebas para acusarlo de manera directa y esto podría conllevar a que se le echara tierra al asunto, algo que muy en sus adentros desea el veterano dirigente suizo.

Ahora, las cosas no son tan sencillas, ya que en medio de las denuncias y del escándalo sobre el tema del soborno y del enriquecimiento ilícito, está ahora la acusación de otros sobornos para otorgar la sede de los Mundiales de 2018 en Rusia y de 2022 en Catar, y la polémica iniciada por Blatter sobre las dudas en el otorgamiento de la sede a Alemania del mundial de 2006.

En verdad es que hay mucha tela que cortar y todo demuestra de que Mr. Blatter no está muy limpio de pecado y si en esta ocasión no sabe como esquivar a sus contrarios, como lo ha hecho en otras ocasiones, es muy posible que tenga que dejar el puesto o seguir hasta el final de su periodo, pero con una gran interrogante sobre su prístina administración. ¿Le importará?

lunes, 16 de julio de 2012

Amir Khan, un medio héroe

La proliferación de organizaciones boxísticas han hecho que esta actividad se haya convertido en un verdadero hazmerreír. Campeones por doquier de una u otra división sin ningún tipo de calidad, salvo las que les permitió ser monarca mundial por un mes, dos o a lo sumo seis, bueno, tal vez un poco más, han llenado de una mediocridad incalculable un negocio que una vez encumbraron a los Rocky Marciano, Henry Armstrong, Muhammad Alí, Joe Frazier y otros pocos.

La mediocridad ha hecho que un joven rebelde como el estadounidense Floyd Mayweather sea considerado el número uno del mundo, a pesar de que pasa más tiempo metido en problemas intrafamiliares que en el gimnasio, y que un veterano de mil batallas como el filipino Manny Pacquiao siga encumbrado, a pesar de que sus mejores años han pasado.

Ese es el boxeo de ahora. El que tiene de campeón a boxeadores tan mediocres como el ucraniano Vladimir Klitschko o el mexicano Julio César Chávez hijo, y que mantiene aún en actividad a púgiles que por su edad debieran estar cuidando a sus nietos, tal es el caso de Roy Jones Jr. y Bernard Hopkins, por citar solo dos.
Ese es el boxeo de la actualidad. Aquél que señaló al británico Amir Khan como uno de los encumbrados, pero que en la primera de cambio se perdió en el mar de golpes de su oponente.
"Khan estaba ganando", me dijo un amigo; otro me señaló: "merece una revancha". La verdad es que la primer afirmación no es cierta, porque antes de que el árbitro detuviera el encuentro, Khan estaba a merced de su oponente, en tanto que el otro mandato de un nuevo combate, la verdad es que aunque no se lo mereciera no hay la menor duda de que la obtendrá.

La misma oportunidad que ha llegado a tener en varias ocasiones el boricua Miguel Cotto o el mexicano Juan Manuel Márquez, y esto es solo porque el boxeo de hoy está inundado de mediocridad y de voraces promotores que solo esperan escuchar sus cajas registradoras sonar, no importa si para ello deben de estafar una vez más a los incautos que organizan "party" en sus casas en la fecha de los llamados "mega" encuentros.

Lea la lista de clasificaciones de las diferentes organizaciones de boxeo. Es la mejor prueba de que el pugilismo se está yendo al despeñadero desde hace mucho tiempo. El negocio que siempre ha significado el boxeo, es hoy día mucho más voraz que hace unos 30 años. En aquella época apenas existían el Consejo (CMB) y la AMB y buscaban su espacio la OMB y la FIB, cada uno de ellos buscando proyectar a sus campeones mundiales en sus diferentes mercados.

Actualmente, siguen existiendo las mismas organizaciones, dicen ellos que consolidadas. Pero para ello, no satisfechos con las 17 divisiones que crearon, ahora es permanente la figura del "Campeón Interino", o la del "Campeón de Plata" o la del "Súper Campeón" o la del "Campeón en receso", todos en un mismo menú, como una ensalada.

Es decir, que es muy probable que en una noche de boxeo en cualquier lugar del mundo, se pudieran estar disputando el súpercampeonato, el título interino, el campeonato de plata o sencillamente el título del mundo de una misma división y de una misma organización. Todo por la misma plata.

En ese mundo es que está encriptado los púgiles como Amir Khan, un boxeador con una mediana calidad boxística que un día se encontró un título, pero que en sus dos últimas actuaciones no pudo retenerlo.